SAN PATRICIO
Patricio nació con el nombre de Maewyn alrededor del año 387 en Wales. Era hijo de un oficial romano, cuya religión era el cristianismo. A los 16 años cayó prisionero de piratas irlandeses y fue vendido como esclavo. Tras varios intentos, logró huir y se convirtió en predicador del Evangelio en Irlanda, isla que en esos tiempos se encontraba dividida en numerosos clanes sometidos a la poderosa autoridad de los druidas.
Se adaptó muy bien a las condiciones sociales del lugar, formando un clero local y varias comunidades cristianas, respetando las tradiciones y costumbres propias de sus habitantes. Se le conoce como el Apóstol de Irlanda, donde murió hacia el año 461 causa de su vejez.
Una tradición irlandesa le atribuye la hazaña de haber librado la isla de serpientes. Actualmente, Irlanda es la única región de las Islas Británicas que no posee ofidios silvestres.
Me levanto hoy,
por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad,
por medio de creer en sus Tres Personas,
por medio de confesar la Unidad, del Creador, de la Creación.
Me levanto hoy,
por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo,
por medio de la fuerza de su crucifixión y su sepulcro,
por medio de la fuerza de su resurrección y asunción,
por medio de la fuerza de su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy
por medio de la fuerza del amor de Querubines,
en obediencia de ángeles, en servicio de arcángeles,
en la esperanza que en la resurrección se encuentra recompensa,
en oraciones de Patriarcas, en palabras de Profetas,
en prédicas de Apóstoles, en inocencia de Santas Vírgenes,
en obras de hombres de bien.
Me levanto hoy,
por medio del poder del cielo:
luz del sol, esplendor del fuego, rapidez del rayo,
ligereza del viento, profundidad de los mares,
estabilidad de la tierra, firmeza de la roca.
Me levanto hoy,
por medio de la fuerza de Dios que me conduce,
poder de Dios que me sostiene, sabiduría de Dios que me guía,
mirada de Dios que me vigila, oído de Dios que me escucha,
palabra de Dios que habla por mí, mano de Dios que me guarda,
sendero de Dios tendido frente a mí,
escudo de Dios que me protege,
legiones de Dios para salvarme de trampas del demonio,
de tentaciones, de vicios, de cualquiera que me desee mal,
lejanos y cercanos, solos o en multitud.
Yo invoco éste día todos estos poderes entre mí y el malvado,
contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma,
contra conjuros de falsos profetas,
contra las negras leyes de los paganos,
contra las falsas leyes de los herejes,
contra obras y fetiches de idolatría,
contra encantamientos de brujas, forjas y hechiceros,
contra cualquier conocimiento corruptor de cuerpo y alma.
Cristo escúdame hoy, contra filtros y venenos,
contra quemaduras, contra sofocación, contra heridas,
de tal forma que pueda recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo, Cristo frente a mí, Cristo tras de mí,
Cristo en mí, Cristo a mi diestra, Cristo a mi siniestra,
Cristo al descansar, Cristo al levantar,
Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablen de mí,
Cristo en cada ojo que me mira,
Cristo en cada oído que me escucha.
Me levanto hoy,
por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad,
por medio de creer en sus tres Personas,
por medio de confesar la Unidad,
del Creador de la Creación.
Su fiesta se celebra el día 17 de marzo. La Fiesta de San Patricio es muy celebrada en Irlanda, de donde es patrón, y sobre todo en Estados Unidos. Cada 17 de marzo se organiza en Nueva York un gran desfile por la Quinta Avenida en la que participan multitud de personas vestidas de verde.
Patricio tuvo que explicar una vez lo que era la Santísima Trinidad. Para que todos lo entendieran utilizó un trébol como muestra, explicando que la Santísima Trinidad, al igual que el trébol, era una misma unidad pero con tres personas diferentes (una misma hoja con tres foliolos).
LA CORAZA DE SAN PATRICIO
Me levanto hoy,
por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad,
por medio de creer en sus Tres Personas,
por medio de confesar la Unidad, del Creador, de la Creación.
Me levanto hoy,
por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo,
por medio de la fuerza de su crucifixión y su sepulcro,
por medio de la fuerza de su resurrección y asunción,
por medio de la fuerza de su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy
por medio de la fuerza del amor de Querubines,
en obediencia de ángeles, en servicio de arcángeles,
en la esperanza que en la resurrección se encuentra recompensa,
en oraciones de Patriarcas, en palabras de Profetas,
en prédicas de Apóstoles, en inocencia de Santas Vírgenes,
en obras de hombres de bien.
Me levanto hoy,
por medio del poder del cielo:
luz del sol, esplendor del fuego, rapidez del rayo,
ligereza del viento, profundidad de los mares,
estabilidad de la tierra, firmeza de la roca.
Me levanto hoy,
por medio de la fuerza de Dios que me conduce,
poder de Dios que me sostiene, sabiduría de Dios que me guía,
mirada de Dios que me vigila, oído de Dios que me escucha,
palabra de Dios que habla por mí, mano de Dios que me guarda,
sendero de Dios tendido frente a mí,
escudo de Dios que me protege,
legiones de Dios para salvarme de trampas del demonio,
de tentaciones, de vicios, de cualquiera que me desee mal,
lejanos y cercanos, solos o en multitud.
Yo invoco éste día todos estos poderes entre mí y el malvado,
contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma,
contra conjuros de falsos profetas,
contra las negras leyes de los paganos,
contra las falsas leyes de los herejes,
contra obras y fetiches de idolatría,
contra encantamientos de brujas, forjas y hechiceros,
contra cualquier conocimiento corruptor de cuerpo y alma.
Cristo escúdame hoy, contra filtros y venenos,
contra quemaduras, contra sofocación, contra heridas,
de tal forma que pueda recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo, Cristo frente a mí, Cristo tras de mí,
Cristo en mí, Cristo a mi diestra, Cristo a mi siniestra,
Cristo al descansar, Cristo al levantar,
Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablen de mí,
Cristo en cada ojo que me mira,
Cristo en cada oído que me escucha.
Me levanto hoy,
por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad,
por medio de creer en sus tres Personas,
por medio de confesar la Unidad,
del Creador de la Creación.