miércoles, 14 de abril de 2010

EL PRINCIPITO

DE ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY


Uno de mis libros favoritos, que sin duda se convierte en uno de los obligatorios de la literatura universal, es el Principito, el cual nos acerca al mundo, muchas veces olvidado, de nuestro niño interno; página a página el autor nos hace ver la vulnerabilidad de los seres humanos, que nos fijamos en todo menos en lo que es esencial, que reside sin duda no en los bienes materiales, sino en el interior de nuestros corazones.

Cuando uno se acerca a este libro da la impresión de arribar a una lectura que pudiera ser para niños, sin embargo la riqueza verdadera sólo puede ser descubierta en el interior de ese niño perdido que todos hemos escondido, pero que habita en la madurez y la experiencia que sólo los años pueden dar. Son muchos los valores, grandes las enseñanzas que hacen de esta lectura una de las indispensables para iniciar el habito por la lectura, al hacerla nos sumergimos en un mundo del que difícilmente dan ganas de salir, el mundo que habita en nosotros en cada momento, el mundo de la simplicidad de un niño que no ve la malicia y si el desacierto del mundo adulto que lo contamina todo con el egoísmo y la hipocresía.

El libro del Principito inicia en el Sahara cuando el autor Antoine de Saint Exupéry tienen una avería en su avión y cae en medio del desierto; justo en esa pena El Principito aparece cargado de curiosidad y deseoso de ser escuchado, al adentrase en su mundo el autor descubre que no se trata de un habitante de la tierra, sino de un pequeño príncipe que ha venido de un planeta que los astrónomos identifican como el esteroide B612; ahí es el dueño de tres volcanes que no rebasan sus rodillas –uno de ellos inactivo- y que tiene que cuidar constantemente de los temibles boababs, árboles que tiene que arrancar so riesgo de que destruyan al planeta; un día el Principito ve nacer una planta distinta que se convierte en una hermosa Rosa, a la que el Principito cuida y ama, pero la Flor no corresponde a su amor –no como el quiere-, motivado por esa decepción, le dice adiós a su amada y decide irse lejos para evitar sufrimiento y sanar su confusión. Aprovechando la migración de unas aves, en su viaje recorre 6 planetas habitados por: un rey, un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo, en el diálogo con cada uno de ellos –casi todos hablan de el significado que tienen las estrellas en sus vidas-, el autor pone en evidencia la superficialidad de los hombres que pierden el tiempo en todo menos en lo que es fundamental para alcanzar la felicidad; es el geógrafo quien le recomienda visitar el planeta tierra; a su paso por él, el Principito va comprendiendo poco a poco sus sentimientos y sobre todo valorando a su Flor y el gran amor que le tiene, y todos los riesgos que implican amarla, pero se da cuenta que es el amor por lo único que vale la pena vivir. En su paso por el planeta tierra el pequeño príncipe tiene varios encuentros: con una montaña y su eco, con una flor solitaria, con una serpiente, con un rosal de más de cinco mil flores, con un zorro a quien “domestica” que al final le dice su más preciado secreto: “lo fundamental es invisible a los ojos”, y finamente con el autor en medio del desierto, para convertirse en refugio, en algo más que en simples acompañantes, cada quien en su desierto: uno en el terreno físico y el otro en el emocional, pero finalmente el mismo desierto, que no son otra cosa que sus problemas. Al final del libro, después de todo lo que vive, el Principito sabe que lo que motivó ese viaje es lo único por lo que vale la pena vivir: su Flor, a la que cuida, a la que protege del viento, a la que le quita las orugas y le pone el biombo y el globo de cristal; entiende que la única forma de regresar con ella es renunciar a sí mismo, renunciar a todo, incluso a su cuerpo pesado, por lo que decide que la serpiente sea el medio para regresar a ella; finalmente, en este libro quien triunfa es el amor, ya sea como amistad de verlo en todas las estrellas al mirar el cielo o en el infinito consumado con la unión de un hombre y su Flor, a pesar de los riesgos en forma de corderos que la asechan constantemente.

En esta historia se resume la vida misma, amar es un acto tan complejo que sólo mediante los ojos de niño puede ser entendido; con esta historia sabemos que la literatura es la mentira más grande que cuenta las verdades más ciertas, de ahí su importancia trascendental como obra que se incorpora como una de las joyas de la literatura universal, que no necesita mercadotecnia ni ardid para engañar. El Principito es una novela única e indispensable que enseña más que todos los libros de superación personal.

LAS BATALLAS EN EL DESIERTO


Aún recuerdo el día en que un amigo eventual me recomendó leer Las batallas en el desierto, era un día de primavera como los de ahora: frescos, con ese olor característico de tierra recién mojada por una lluvia escasa, que sólo despierta para refrescar la aridez de la tierra que se prepara a un tiempo de secas intenso; recuerdo que cuando escuché la historia sentí mucha curiosidad, que se vio saciada cuando compré la novela de José Emilio Pacheco. Tiempo después me enteré que es la novela más vendida en México y no es para menos, su historia te atrapa, te seduce y te hace revivir hechos de cuando eras niño, en un país donde todo parece que sigue igual o hasta un poco peor.

Esta es una novela que inicia ubicándonos en el tiempo: los años de Gobierno de Miguel Alemán (finales de la década de los 40´) y en un lugar: la ciudad de México, colonia Roma; la historia es Narrada por el personaje principal: Carlos el hijo de un empresario de jabones venido a menos por culpa de la introducción de los detergentes en polvo a nuestro país. Por la economía cada vez más difícil, Carlos es cambiado del Colegio México a una escuela pública cuyo patio es de un polvo rojizo, sin árboles (que lo asemejaban a un desierto), lugar donde se desencadenan las batallas en el desierto, árabes contra judíos, luchas de recreo que eran un reflejo de las peleas constantes vividas y movidas por la verdadera intolerancia y verdaderos prejuicios raciales que movía a estar en “guerra” continua. Un profesor de apellido Mondragón se oponía a la realización de esas batallas que se luchaban incansablemente, campañas interminables de las que los vencidos siempre buscaban venganza, que a pesar de múltiples intentos, nunca pudieron ser sofocadas.

Es en la “guerra” que Carlos conoce a Jim hijo de Mariana y amante de un funcionario que colabora en el Gobierno del Presidente Alemán. Un día, después de la escuela, Jim invita a Carlos a su casa, un departamento modesto, pero que tiene lujos como la sandwichera que sólo se conseguía en Estados Unidos, como las fotos de personalidades de la política mexicana, pero quizá la más grande joya era la propia Mariana, mujer de 28 años “fresca y hermosísima” de la que se enamora perdidamente Carlos.

Ese amor infantil, termina por revelarse en un acto singular, un día Carlos escapa de la escuela y busca a Mariana en su casa y le confiesa su amor, esto provoca problemas a todos, especialmente a Carlos que es llevado con un psiquiatra, acusado con el alto clero (el arzobispo monseñor Martínez) y cambiado de escuela, con la sentencia manifiesta de nunca más ver a esa mujer, acusada socialmente por su situación de amante y principal sospechosa de incitar menores. Otro de los acusados y sospechosos de “tan reprobable conducta” fue Héctor hermano de Carlos estudiante de la Universidad Nacional, de ideas libertarias y que tenía que ser encerrado en el sótano con llave para que no abusara sexualmente de las sirvientas.

El tiempo en la novela pasa y un día Carlos se encuentra a Rosales, uno de los alumnos más destacados del colegio, que termina vendiendo chicles en los tranvías, al platicar con él, se entera que Mariana había muerto el diagnóstico fue suicidó, pero todo mundo supo que días antes le gritoneo a su amante político “Discutieron por algo que ella le dijo de los robos del gobierno, de cómo se derrochaba el dinero arrebatado a los pobres. Al señor no le gustó que le alzara la voz allí delante de sus amigos poderosísimos: ministros, extranjeros millonarios, grandes socios de sus enjuagues, en fin. Y la abofeteó delante de todo mundo y le gritó que ella no tenía derecho a hablar de honradez porque era una puta.” Carlos al no creer lo que le dijo Rosales decide buscar de Mariana en su departamento, pero nadie sabía nada de ella ni de Jim, como esos secretos que es mejor no contar, secretos que son sepultados al ser demolidos esos edificios.

El libro termina en que Carlos nunca supo si Mariana se murió o si estaba con vida; finaliza sin que supiera nada de su pasado en sus días de las batallas en el desierto, como si esa parte del tiempo no hubiera existido o como si hubiera sido su invención. Este libro vale la pena de ser leído no sólo por que es muy cortito sino porque constituye un testimonio cultural, que deja entrever las desigualdades de un México en donde tristemente termina por sobreponerse el poder sobre la inteligencia y la represión sobre la paz social. Termino citando el estribillo de la canción Las batallas que Café Tacuba cantara al resumir este libro, después de ver esta realidad sólo me queda decirle a México: “Por alto que esté el cielo en el mundo… por hondo que sea el mar profundo… no habrá una barrera en el mundo… que mi amor profundo no rompa por ti…”