DE ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY
Uno de mis libros favoritos, que sin duda se convierte en uno de los obligatorios de la literatura universal, es el Principito, el cual nos acerca al mundo, muchas veces olvidado, de nuestro niño interno; página a página el autor nos hace ver la vulnerabilidad de los seres humanos, que nos fijamos en todo menos en lo que es esencial, que reside sin duda no en los bienes materiales, sino en el interior de nuestros corazones.
Cuando uno se acerca a este libro da la impresión de arribar a una lectura que pudiera ser para niños, sin embargo la riqueza verdadera sólo puede ser descubierta en el interior de ese niño perdido que todos hemos escondido, pero que habita en la madurez y la experiencia que sólo los años pueden dar. Son muchos los valores, grandes las enseñanzas que hacen de esta lectura una de las indispensables para iniciar el habito por la lectura, al hacerla nos sumergimos en un mundo del que difícilmente dan ganas de salir, el mundo que habita en nosotros en cada momento, el mundo de la simplicidad de un niño que no ve la malicia y si el desacierto del mundo adulto que lo contamina todo con el egoísmo y la hipocresía.
El libro del Principito inicia en el Sahara cuando el autor Antoine de Saint Exupéry tienen una avería en su avión y cae en medio del desierto; justo en esa pena El Principito aparece cargado de curiosidad y deseoso de ser escuchado, al adentrase en su mundo el autor descubre que no se trata de un habitante de la tierra, sino de un pequeño príncipe que ha venido de un planeta que los astrónomos identifican como el esteroide B612; ahí es el dueño de tres volcanes que no rebasan sus rodillas –uno de ellos inactivo- y que tiene que cuidar constantemente de los temibles boababs, árboles que tiene que arrancar so riesgo de que destruyan al planeta; un día el Principito ve nacer una planta distinta que se convierte en una hermosa Rosa, a la que el Principito cuida y ama, pero la Flor no corresponde a su amor –no como el quiere-, motivado por esa decepción, le dice adiós a su amada y decide irse lejos para evitar sufrimiento y sanar su confusión. Aprovechando la migración de unas aves, en su viaje recorre 6 planetas habitados por: un rey, un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo, en el diálogo con cada uno de ellos –casi todos hablan de el significado que tienen las estrellas en sus vidas-, el autor pone en evidencia la superficialidad de los hombres que pierden el tiempo en todo menos en lo que es fundamental para alcanzar la felicidad; es el geógrafo quien le recomienda visitar el planeta tierra; a su paso por él, el Principito va comprendiendo poco a poco sus sentimientos y sobre todo valorando a su Flor y el gran amor que le tiene, y todos los riesgos que implican amarla, pero se da cuenta que es el amor por lo único que vale la pena vivir. En su paso por el planeta tierra el pequeño príncipe tiene varios encuentros: con una montaña y su eco, con una flor solitaria, con una serpiente, con un rosal de más de cinco mil flores, con un zorro a quien “domestica” que al final le dice su más preciado secreto: “lo fundamental es invisible a los ojos”, y finamente con el autor en medio del desierto, para convertirse en refugio, en algo más que en simples acompañantes, cada quien en su desierto: uno en el terreno físico y el otro en el emocional, pero finalmente el mismo desierto, que no son otra cosa que sus problemas. Al final del libro, después de todo lo que vive, el Principito sabe que lo que motivó ese viaje es lo único por lo que vale la pena vivir: su Flor, a la que cuida, a la que protege del viento, a la que le quita las orugas y le pone el biombo y el globo de cristal; entiende que la única forma de regresar con ella es renunciar a sí mismo, renunciar a todo, incluso a su cuerpo pesado, por lo que decide que la serpiente sea el medio para regresar a ella; finalmente, en este libro quien triunfa es el amor, ya sea como amistad de verlo en todas las estrellas al mirar el cielo o en el infinito consumado con la unión de un hombre y su Flor, a pesar de los riesgos en forma de corderos que la asechan constantemente.
En esta historia se resume la vida misma, amar es un acto tan complejo que sólo mediante los ojos de niño puede ser entendido; con esta historia sabemos que la literatura es la mentira más grande que cuenta las verdades más ciertas, de ahí su importancia trascendental como obra que se incorpora como una de las joyas de la literatura universal, que no necesita mercadotecnia ni ardid para engañar. El Principito es una novela única e indispensable que enseña más que todos los libros de superación personal.